El 28 de mayo de 1987, por iniciativa de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos, se celebró una asamblea en el que se abordaron distintas enfermedades que afectan a la población femenina en el mundo, especialmente las relacionadas con la mortalidad materna que se cobra la vida de muchas mujeres cada año. Ahí nació el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres.
Esta efeméride sirve para visibilizar los problemas de salud que afectan a muchas mujeres en el mundo y que, en muchas ocasiones se debe a determinantes como la economía, exclusión social, religión o raza, entre otras. En la mayoría de ocasiones la atención se centra en la capacidad reproductiva de las mujeres, pero ¿qué pasa cuando las mujeres “pierden” esta capacidad? ¿Por qué seguimos estigmatizando la menopausia?
Cambio hormonal
La menopausia contempla la etapa que pone fin a los ciclos menstruales. Según la definición de la OMS, la menopausia natural es el cese permanente de la menstruación, determinado de manera retrospectiva tras 12 meses consecutivos de amenorrea, sin causas patológicas. Supone un cambio hormonal provocado por la disminución de estrógenos y progesterona que son las hormonas sexuales femeninas encargadas de controlar los ciclos menstruales. Pero además, los estrógenos, por ejemplo, se encargan de fortalecer los huesos, favorecer la producción del conocido como colesterol bueno (HDL), intervenir en la estabilidad emocional o participar en la formación de colágeno y regeneración de la dermis, entre otras funciones.
Síntomas
¿Qué pasa cuando el nivel de estas hormonas causa déficit en el cuerpo de las mujeres? Aparecen los temidos síntomas de la menopausia que pueden variar notablemente de una mujer a otra. Entre los más conocidos destacan:
• Sofocos y sudores nocturnos. Se trata de una sensación repentina de calor en la cara, cuello y pecho, que puede venir acompañada de enrojecimiento de la piel, sudoración, palpitaciones y sensación aguda de malestar físico que puede prolongarse durante unos minutos.
• Trastornos metabólicos: disminuye la masa muscular y aumenta la grasa produciéndose una redistribución de la misma.
• Sequedad vaginal que puede afectar las relaciones sexuales (dolor o molestias). Se recomienda el uso de lubricantes vaginales
• Trastornos urinarios. La falta de estrógenos afecta a la mucosa del aparato urinario y se debilitan músculos del suelo pélvico, de la vejiga o del esfínter que da lugar a incontinencias o cistitis.
• Dificultad para dormir/insomnio
• Cambios en el estado de ánimo (depresión, ansiedad, irritabilidad, tensión…)
• Perdida de la densidad ósea (osteoporosis, fracturas…)
• Trastornos cardiovasculares. El factor protector que suponen los estrógenos desaparece con la menopausia igualándose el riesgo cardiovascular a la de los hombres de la misma edad. De este modo aumenta el riesgo de padecer HTA, diabetes secundaria, enfermedades de la glándula tiroides o infarto entre otros.
A ellos hay que añadir otros como caída del cabello, pérdida de elasticidad de la piel, debilidad de las uñas, etc.
Recomendaciones
Normalmente, suele recurrirse a tratamientos hormonales para aliviar el impacto de estos síntomas. Sin embargo, está comprobado que mantener unos hábitos saludables ayuda a reducir en un alto porcentaje estos efectos.
• Alimentación: es importante controlar/reducir la ingesta de sal, café, azúcares, alimentos procesados etc., y aumentar el consumo de alimentos frescos (verdura, fruta, pescado) y ricos en calcio (lácteos bajos en grasa, frutos secos, huevos…)
• Actividad física: caminar, andar, patinar, correr, bailar...,ayudará a controlar el aumento de peso y a prevenir la pérdida ósea.
• Fortalecimiento del suelo pélvico para prevenir pérdidas de orina
• Beber agua para evitar la deshidratación.
• Exposición solar controlada para garantizar el la fuente de vitamina D, fundamental para asimilar el calcio.
• El tabaco, que por lo general es perjudicial en cualquier etapa, durante la menopausia incrementa sus perjuicios (riesgo cardiovascular, pérdida de densidad ósea, envejecimiento de la piel...). Además, el hábito tabáquico aumenta las posibilidades de sufrir una menopausia precoz (antes de los 45 años) ya que la nicotina actúa como un antiestrógeno en el organismo.
Es importante que no se estigmatice esta etapa en la vida de las mujeres y se le dé más visibilidad en las actuaciones que se contemplen dentro de los Planes Locales de Salud.
Enlaces de interés:
Cuadernos de salud. Menopausia. IAM
Consejo Andaluz de Enfermería. Menopausia
Gran explicación
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