La Mutilación Genital Femenina (MGF), es una forma de Violencia hacia la mujer reconocida como tal en el derecho internacional y, además, es considerada como una forma de Maltrato Infantil. Refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer. Es practicada casi siempre en menores y viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometida a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte. (OMS, 2014)
A pesar de esto, en el ideario de la comunidad donde se practica, la MGF no es percibida como maltrato. Las comunidades insisten en la mutilación de sus niñas y mujeres para prepararlas para su elegibilidad en matrimonio, la única garantía de estatus social; asumen este rito de paso desde el amor y la preocupación por el futuro de sus niñas. Por otra parte, el proceso de socialización infantil que moldea las actitudes de las niñas, las prepara para aceptar el dolor y el sufrimiento como parte inevitable de la vida de una mujer, y como una obligación a cumplir para ser aceptadas en sus respectivas sociedades.
El problema es de una enorme dimensión. Disponemos de diferentes fuentes de datos, siendo estos solo estimaciones al no existir sistemas de registro en la mayoría de los países. De ahí la importancia de la recogida y sistematización de casos de MGF. Según un informe estadístico publicado por UNICEF la víspera del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, se estima que al menos 200 millones de niñas y mujeres en el mundo han sido o son víctimas de la MGF, de las que 44 millones son menores de 14 años.
Incidencia
La mayor incidencia de esta práctica entre las niñas de esta edad se produce en Gambia, con un 56%, en Mauritania con un 54%, y en Indonesia, donde alrededor de la mitad de las niñas menores de 11 años han sido sometidas a la práctica. Los países con mayor prevalencia de la mutilación genital entre niñas y mujeres de 15 a 49 años son Somalia, con un 98%, Guinea, con un 97%, y Djibouti, con un 93%. Si la tendencia actual continúa, en el año 2030 aproximadamente 86 millones de niñas en todo el mundo sufrirán algún tipo de mutilación genital. La práctica se realiza principalmente en 30 países esencialmente del África subsahariana, pero también en Egipto, Yemen o Indonesia. (UNICEF 2016).
En 2008, en la 61 Asamblea Mundial de la Salud se adoptó la resolución (WHA61.16) sobre la eliminación de la MGF, en la que se subrayaba la necesidad de una acción concertada entre todos los sectores: salud, educación, finanzas, justicia y asuntos de la mujer.
Datos en España
En España según datos de la Fundación Wassu-UAB presentado en 2017 (con datos del año 2016) el Mapa de la Mutilación Genital Femenina (MGF), hay 69.086 mujeres que provienen de países donde se practica la MGF, un 5,2% más que en 2012. De ellas, 18.396 son niñas entre 0 y 14 años, grupo que ha disminuido 0,35% en los últimos cuatro años.
Casi un tercio de la población femenina de orígenes MGF empadronada en España reside en Cataluña que, con 21.298 mujeres y 6.295 niñas, es la comunidad autónoma que lidera el ranking. Le sigue la Comunidad de Madrid, con 8.891 mujeres y 2.128 niñas. El tercer lugar lo ocupa Andalucía, con 7.820 mujeres y 1.741 niñas.
En provincias andaluzas como Málaga, Almería y la costa de Granada (frontera sur), el flujo de llegadas de mujeres procedentes de países en riesgo ha sido constante, datos relevantes a la hora de plantear estrategias de intervención.
Tabla extraída de la Guía para la concienciación de sobre mutilaciones genitales femeninas publicada por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales |
Ámbito sanitario
El ámbito sanitario es un espacio privilegiado para prevenir la MGF así como para atender las complicaciones derivadas de la realización de la misma. Para ello, es necesario que las y los profesionales socio-sanitarios conozcan esta práctica y sepan cómo actuar con un enfoque de derechos humanos y equidad de género.
Se trata de un problema de salud pública que transciende del marco puramente asistencial que para abordarlo es necesario e imprescindible el trabajo y la coordinación con otros sectores (educación, servicios sociales, asociaciones civiles, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, fiscalía, forenses, etc.) así como la participación de las comunidades afectadas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que “la MGF comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos". Las cifras disponibles estiman que anualmente, hay por lo menos 2 millones de niñas, 6.000 por día, en riesgo de sufrir la MGF.
Clasificación
Según la clasificación de la OMS (2007), se identifican cuatro tipos de MGF:
Tipo I o clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris y, en casos muy infrecuentes solo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris).
Tipo II o escisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
Tipo III o infibulación: estrechamiento y cierre de la apertura vaginal mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
Tipo IV: todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.
Desigualdad
Las justificaciones que se dan a esta práctica varían de una comunidad o grupo étnico a otro. En general, destaca la necesidad de controlar la sexualidad y fidelidad femeninas como medio para mantener el matrimonio, para preservar la belleza femenina atribuyendo a sus genitales características negativas.
Empoderamiento
En definitiva, la perpetuación de esta práctica está relacionada con la falta de empoderamiento de las niñas y las mujeres y la falta de autonomía, de su derecho a tomar decisiones sobre sus vidas y cuerpos. Las mujeres sacrifican sus órganos sexuales a cambio de aceptación social y la supervivencia material (matrimonio). Las mujeres no abandonarán esta práctica a menos que consigan un poder de negociación igual o mayor dentro de sus comunidades por medio del acceso a la educación, la atención sanitaria, la justicia, las oportunidades económicas y el liderazgo político.
La llegada a nuestro país de personas procedentes del África subsahariana ha ido aumentando de manera progresiva durante las dos últimas décadas. Este hecho, junto con una elevada tasa de natalidad y una importante movilidad geográfica por parte de dicha población, ha llevado a que la MGF pase de ser un hecho puntual a una cuestión de interés social y sanitario en la que puede verse involucrado cualquier profesional de los equipos de Atención Primaria y Hospitalaria en su labor cotidiana. Aunque, por supuesto, todas/os las/os profesionales sanitarios deberían tener unas nociones básicas sobre la MGF, determinadas perfiles profesionales como medicina de familia, enfermería en sus distintas especialidades, unidades de trabajo social, ginecología y pediatría o unidades de salud mental comunitaria necesitan profundizar en el tema especialmente.
Prevención
El principal objetivo de los equipos de salud es promover su prevención y el abandono de esta práctica. Cuando ésta se haya producido, se tratarán las complicaciones asociadas a los distintos tipos de MGF. La mayor efectividad se obtiene mediante un trabajo interdisciplinar y comunitario, con un enfoque en el que se incluya a la MGF dentro del conjunto global de actividades preventivas habituales y no como un problema de salud aislado, creando un trabajo en red con otras/os profesionales y organizaciones .
Extraído del Procedimiento de Prevención y Actuación ante la Mutilación Genital Femenina en la Provincia de Málaga. Agüera, Carmen; de Torres, Flor; Maldonado, Alicia y cols. Málaga, 2021
Alicia Maldonado
Técnica de Educación para la Salud
Distrito Sanitario Málaga-Guadalhorce
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