Mundo virtual, acoso virtual. Ciber-Acoso: El acoso de siempre en un mundo actual

El escenario actual ha cambiado. El marco relacional de nuestra juventud ha evolucionado, y con ello, la representación vital donde se experimenta parte o gran parte de su realidad. La juventud ya no se relacionan en vivo, en directo y encima del escenario, ahora es una relación síncrona o asíncrona, esto es, no hay una interacción en directo, de tú a tú. Ahora la conexión es a través de una pantalla, a veces en vivo y directo, síncrona, a veces en diferido, de forma asíncrona.


Lo que antes era la calle, el escenario, ahora es una pantalla. Hemos pasado de estar fuera para relacionarnos, a relacionarnos desde nuestra habitación, comedor, cocina e incluso desde el propio baño.


Muchas veces recuerdo, en mi infancia, a mi abuela hablándole al presentador de la TV, cómo si le escuchara, como si le fuera a responder; “no abuela, ese hombre no es de verdad, no te escucha, y no te habla a tí”. Este ejemplo de hace más de 40 años, es una clara forma de expresar a la generación z lo que es una relación asíncrona. 

Nuestros jóvenes se convierten en receptores de mensajes, sin capacidad de actuar sobre la persona que lo emite y sin capacidad de interactuar con quien manda el mensaje. Y si somos realistas, no han cambiado tanto las cosas, sólo los escenarios y las formas de comunicación y actuación. Y este cambio en la forma de establecer nuevas formas de relacionarse mantiene los problemas de siempre, pero ajustados a las nuevas realidades. Siempre ha habido acoso, en las calles, en los colegios, en los puestos de trabajo, pero si ahora existe a través de una pantalla, un mismo problema se define con un nuevo nombre Ciber-Acoso. Ahora cambian los medios y las consecuencias también.




El ciberacoso es nombre con el que nos referimos a la intimidación a través de medios digitales, como teléfonos móviles, tablets u ordenadores. El ciberacoso puede ocurrir mediante mensajes de texto, textos y aplicaciones, o bien por Internet en las redes sociales, foros o juegos donde las personas pueden ver, participar o compartir contenido.

Y si antes nos esperaban en la salida del colegio o de la clase, o nos hacían llegar un mensaje a través de alguien de la pandilla, ahora la forma de actuación incluye enviar, publicar o compartir contenido negativo, íntimo, perjudicial, falso, o cruel sobre otra persona, la víctima, pudiendo compartir información personal o privada, provocándole humillación o vergüenza, con la finalidad última de denigrar y amedrentar a la víctima
para que acabe siendo sometida a las exigencias del acosador, o acosadores, ya sean ellos o ellas.

El acoso por Internet es un delito y tiene sus cómplices y sus características determinadas:

- No tiene barreras. La persona acosada no está a salvo de sus acosadores, ni siguiera en su propia casa, lo que viene a significar que la persona víctima de acoso, está expuesta constantemente ante la influencia del acosador, y sin un espacio real, donde se sienta segura o seguro, sin eso que denominamos, espacio de confianza.


Esto significa que además, las consecuencias son constantes, persistentes y generan un impacto acumulativo. El acoso ha de ser reiterado en el tiempo. 

Este impacto puede ser inmenso, traspasando todos los entornos de su vida, como familiares, amigos del lugar de vacaciones...comportándose como “un todo” en el imaginario infantil o del adolescente, por lo que sus consecuencias también son potencialmente más intensas.

- No tiene agentes o los agentes son “camuflados”, cualquiera puede esconderse detrás de una falsa identidad para extorsionar o intimidar. Y esto en ocasiones nos hace dudar incluso, de la veracidad de las señales que la persona que está siendo acosada nos da. Y muchas veces justificamos estas señales, con frases como “estás seguro de que eso es así, no estarás exagerando, yo conozco a sus padres es un niño muy educado…” Quien acosa, está disfrazado, camuflado y su finalidad es no ser identificado como tal.

- No hay una realidad definida. La realidad nos aparece disfrazada hasta llegar a descubrirla. Cuándo nos dicen que están sufriendo acoso, los adultos, en ocasiones no estamos preparados para oír algo así, e intentamos dibujar otra realidad diferente a la que el menor nos está dibujando.

Es importante no dudar del argumento, hacerlo, implica darle más oportunidades de acoso al acosador o acosadores. Es imprescindible que el menor entienda que nosotros no hemos juzgado, hemos prestado atención a su grito de ayuda y procedemos a ayudar, de forma consensuada con él o ella.


¿Qué no hacer?
• No creas que se puede solucionar el problema manteniendo la situación cerrada
• Pide ayuda.
• Los problemas entre un acosador y su víctima, no se resuelve hablando entre los adultos. “he llamado a su padre y le he dicho…” esto está muy lejos de la solución, y sólo potencia la situación de acoso.
• No niegues la situación por vergüenza. Hablamos del sufrimiento de un menor o adulto.
• No refieras tu experiencia como justificación a lo que está ocurriendo. Valora el esfuerzo de la persona que te revelado su situación. “Eso me paso a mi cuando fui al colegio, y al final fuimos amigos” Tu experiencia no es útil para sus problemas.

¿Qué hacer?
Pedir ayuda. Recuerda que la persona que está sufriendo acoso, tiene un problema, y por lo tanto puede solucionarse.

Recordamos que los primeros jueves del Mes de Noviembre, se "celebra" el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar incluido el Ciberacoso.



Ana Ruth Bernardo de Paz
Alberto José Ruiz Maresca
Psicólogos Sanitarios, técnica/o de Educación para la Salud y Participación Comunitaria
Distrito Sanitario Granada Metropolitano
Unidad de Gestión Clínica de Prevención, Promoción y Vigilancia de la Salud de Granada
Servicio Andaluz de Salud

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