Nuestro planeta es un organismo vivo, en donde todas las criaturas que lo habitan, incluidos nosotros, los humanos, dependemos de él.
En este sentido, cualquier mal o enfermedad global que le afecte, tarde o temprano, directa o
indirectamente, en mayor o menor grado, repercutirá
en nuestra salud, en nuestro bienestar.
Desde que se empezó a estudiar
el cambio climático, desde todas las organizaciones e instituciones, existe el
consenso de que el estado de salud de la
Tierra es la principal amenaza para la salud mundial.
La OMS, en sus estudios de impacto del medio ambiente en la salud
considera como muy importantes los siguientes factores:
·
Contaminación del aire y del agua.
·
Sistemas de saneamiento e higiene.
·
Radiación ultravioleta.
·
Cambio climático.
·
Concentraciones de plomo y mercurio en los
alimentos.
·
Tabaquismo.
Diferentes estudios ponen de
manifiesto que fenómenos como los cambios drásticos en las temperaturas, las sequías, las inundaciones,
contaminaciones o la degradación
agrícola causan o empeoran todo tipo de patologías:
· Respiratorias,
· Cardiovasculares,
· Renales,
· Neurológicas,
·
Oculares,
·
Dermatológicas,
·
Gastrointestinales y,
·
Mentales por ansiedad y depresión.
“El cambio climático es una amenaza lenta, pero muy peligrosa”
De este modo, abordar el cambio climático puede
ser la mayor oportunidad para la salud pública global del siglo XXI, pero los
comportamientos, los hábitos y estilos de vida saludables son difíciles de
llevar a cabo en un entorno contaminado que afecta al aire que respiramos, a
los alimentos que comemos, al ruido que interrumpe nuestro descanso, así como al
estrés de las grandes ciudades.
Es la actividad humana desmesurada la principal causa de este cambio, de
igual modo, que revertir las circunstancias pasaría por lograr que la actividad
humana se desarrollara de manera sostenible con el ritmo de vida y regeneración
de nuestro planeta.
Y con este escenario, ¿Qué podemos hacer?
En el punto en el que nos
encontramos actualmente, no es suficiente reducir las emisiones de CO2, por
ejemplo, sino que es necesaria una contribución
positiva:
·
Es necesario promover cambios importantes en nuestra manera de pensar y de hacer.
· Conocer
mejor los factores y procesos que determinan los problemas
sociales y ambientales relacionados con la salud y la enfermedad que promuevan
políticas ambientales y de salud adecuadas.
·
Desarrollar nuevos modelos
institucionales y de gobernanza.
Además de los grandes acuerdos entre gobiernos, entidades o
instituciones para mejorar la salud de nuestro planeta, serían muchas
y muy positivas las contribuciones que desde la
ciudadanía podríamos llevar a cabo.
En este sentido, estaríamos
hablando de una sostenibilidad
social:
1.
Reduce emisiones:
· Usa menos el coche
privado. Siempre que puedas utiliza
medios de transporte sostenibles como la bicicleta
o usa más el transporte público.
· Ante largas distancias,
lo más sostenible es el tren, por
encima del avión, causante de gran parte de las emisiones de CO2 emitidas a la
atmósfera.
· Si tienes que utilizar el coche recuerda que cada kilómetro
que aumentas la velocidad aumenta considerablemente el CO2 y el gasto.
2.
Ahorra energía:
· No dejes el televisor y
el ordenador en stand-by. Un televisor que permanece encendido durante tres horas al
día y en stand-by las 21 horas restantes consumirá un 40 por ciento de la
energía total en el modo de espera.
· No dejes el cargador de
tu móvil enchufado todo el tiempo –aunque no esté conectado al teléfono– porque
seguirá consumiendo electricidad.
·
Ajusta siempre el termostato, tanto para la calefacción como
para el aire acondicionado.
·
Apaga las luces que no
necesitas tener encendidas.
3.
Vigila los
electrodomésticos:
· Tapar la cazuela
mientras cocinas es un modo de ahorrar mucha energía. Aún mejor son las ollas a presión, que ahorran un 70 por
ciento de energía.
· Usa la lavadora y
el lavavajillas sólo cuando estén llenos. Si no lo están, usa programas
económicos. No hace falta poner una temperatura alta, ya que hoy los
detergentes son eficaces incluso cuando es baja.
· Si el frigorífico y el congelador están cerca de los fuegos o
de la caldera, consumirán mucha más energía. Si son viejos, descongélalos
periódicamente.
4.
Cambia las bombillas:
· Reemplazar una bombilla
tradicional por una de bajo consumo ahorra. Cierto que la segunda
es más cara, pero resulta más económica a lo largo de su vida.
5.
Pon en práctica las 3
‘R’ de la sostenibilidad:
·
Reduce. Consume menos, de
manera más eficiente.
·
Reutiliza. Aprovecha los
mercados de segunda mano y practica el intercambio.
·
Recicla envases, residuos
electrónicos, etc.
6.
Reduce el embalaje:
· Escoge productos con
poco envase: una botella de 1,5 litros genera menos residuos que tres de
medio litro.
·
En la compra usa bolsas
reutilizables.
·
Evita las toallitas húmedas y de papel.
7. La dieta, mejor baja en carbono:
·
Aumenta el consumo de frutas, verduras y hortalizas.
· Compra productos de
proximidad y de temporada: lee el etiquetado y consume aquellos que tengan
un origen cercano, evitando las importaciones que suponen emisiones extra por
el transporte.
8. Actúa contra la
pérdida de bosques:
· Evita realizar prácticas que
puedan suponer un riesgo de incendio como hacer una barbacoa en un espacio natural.
· Si tienes que comprar madera,
apuesta por aquella con certificación o sello que asegure su origen sostenible.
· Planta un árbol. Cada árbol puede absorber
hasta una tonelada de CO2.
9. Lucha contra el
cambio climático utilizando menos agua caliente:
·
Es necesaria una gran cantidad de energía para calentar agua.
·
Instala un regulador
de caudal del agua en la ducha.
·
Lava con agua fría o tibia.
·
Gastas cuatro veces menos energía si en vez de un baño te das
una ducha.
·
Cierra el grifo mientras te lavas los
dientes o te afeitas.
·
Asegúrate de que tus grifos no gotean.
10. Apoya las energías
renovables:
· Escoge una energía verde y promueve la generación de energías
renovables como la solar, eólica, hidráulica.
Cuidar el medioambiente no requiere grandes
acciones, desde nuestras casas, podemos hacer muchos gestos para contribuir a
su protección. La actual emergencia climática requiere
que todos pongamos de nuestra parte
para mejorar la situación. Además, seremos un referente para los más pequeños.
La idea es que nos concienciemos y que enseñemos a toda la población, principios y valores para cuidar el
planeta en el que vivimos, los animales,
los árboles y las plantas y todos
los recursos naturales.
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