Como cada año desde 1974, el próximo
día 5 de junio de 2019 se celebrará el Día Mundial del
Medio Ambiente. Esta vez, los actos principales
tendrán lugar en China (Hangzhou, provincia de Zhejiang), que será el anfitrión
global de la celebración, protagonizada este año por la lucha contra la
contaminación del aire
Las condiciones medioambientales son
determinantes para la salud e inciden directamente en su estado tanto
individual como colectivo, por lo que es necesario abordar desde un enfoque
multidisciplinar, transversal y de
manera conjunta las medidas necesarias
para mejorar las condiciones medioambientales y evitar riesgos – en gran parte evitables – mediante
intervenciones bien orientadas.
Es necesario reforzar y extender el convencimiento de que
sobre la salud individual y colectiva influyen de manera determinante el medio
físico, las condiciones ambientales, el entorno social, las condiciones económicas
y los hábitos de vida; y por lo tanto, que las políticas provenientes de numerosos y diversos ámbitos, aparentemente
ajenos a la salud, tienen tanta o mayor influencia en el estado de salud de una
comunidad y de sus individuos que el sistema sanitario encargado de su
mantenimiento.
La
realidad es que se trata de un asunto multidisciplinar que compete a todo el
mundo: organismos supranacionales, estados, instituciones regionales y locales,
organizaciones ciudadanas y ,también, a cada una de las personas que conforman
una comunidad.
Es cada vez más necesario reafirmar y extender entre la
ciudadanía y trasladar a la acción política una concepción integral de salud
ambiental, que dé a entender que un entorno saludable sostiene y promueve modos
de vida saludables y viceversa.
Teniendo
presente que los riesgos ambientales prevenibles están relacionadas con
factores que es posible modificar mediante tecnologías, políticas y medidas
preventivas y de salud pública ya disponibles, es preciso tomar medidas
específicas para proteger mejor a la población frente a peligros
medioambientales como la contaminación atmosférica y acústica y las
temperaturas extremas; especialmente a la población más vulnerable: las
personas con menos recursos, los ancianos y los niños.
El reciente informe
de la AEMA (Agencia Europea del Medio Ambiente), titulado «Exposición
desigual e impactos desiguales: vulnerabilidad social frente a la contaminación
atmosférica, el ruido y las temperaturas extremas en Europa», ofrece en sus
conclusiones cuatro claves a tener en cuenta a la hora de abordar medidas
encaminadas a paliar los riesgos ambientales:
La primera, es
que las desigualdades socio económicas o de edad producen también desigualdades
en la exposición a los peligros medioambientales y desproporción en los
consiguientes perjuicios para la salud de esas personas y comunidades.
La segunda,
advierte sobre la necesidad de contemplar las grandes diferencias de una región
europea a otra en lo que respecta a dónde se encuentran las zonas menos
favorecidas, dónde se concentra la contaminación y a las diferencias climáticas.
En tercer lugar, el informe resalta la urgencia necesaria
para atajar las desigualdades y vulnerabilidades, destacando que la UE dispone
de recursos para ello.
Y por último, señala la importancia de analizar las peculiaridades
que han de tener las medidas que se adopten dependiendo del ámbito en el que
vayan a ser aplicadas: a nivel local, nacional o europeo.
Aquí es donde la Acción
Local en Salud y los respectivos Planes Locales de Salud pueden – y
deben – incorporarse a la tarea de
mejora de los entornos medioambientales, suprimiendo o minimizando en lo
posible los riesgos ambientales que puedan afectar negativamente a la salud de
la población. Es necesario que incorporen a la hora de señalar y priorizar
problemas la visión ambiental y su influencia en el entorno donde se
desenvuelve la vida de la población en cuestión.
Además de la
acción contra la contaminación del aire, la contaminación acústica, la de las
aguas, los residuos urbanos e industriales, sustancias nocivas,...etc., que ya
se abordan desde distintas instancias administrativas y ciudadanas, es también
la necesidad de conformar un entorno generador de salud que promueva y facilite
hábitos saludables el campo en el que la acción local en salud y la
planificación de salud puede aportar más a la mejora del medio ambiente y del
entorno natural.
Me refiero, por
ejemplo, a influir en el urbanismo pensando en la tipología de las personas que
usan las ciudades y pueblos; a la creación de espacios de convivencia
accesibles y agradables; a la gestión sostenible del tráfico rodado; creación
de parques y zonas verdes; diseño de senderos y rutas que faciliten y promuevan
la actividad física; promoción de actividades culturales y creativas y
hasta el propio activismo medioambiental
puede convertirse en un activo de salud, tanto desde el punto de vista de las
personas como de la comunidad que se beneficia de él.
Para terminar,
quiero recomendar la lectura del artículo de Guillermo Altares, publicado el pasado día 13 de mayo
en la sección de opinión de El País, y entresacar del mismo una
cita de Oliver Sacks (neurólogo), para el que el papel de los parques en una
ciudad iba mucho más allá de la estética, del oxígeno o del ocio. “Es
evidente que la naturaleza despierta algo muy profundo en nuestro interior”.
“La biofilia, el amor por la naturaleza y los seres vivos, forma parte esencial
de la condición humana. Los efectos de las cualidades de la naturaleza en la
salud no son solo espirituales y emocionales, sino también físicos y
neurológicos”.
Fdo.: Juan Manuel Arazola Corvera
Asesor DT Salud y Familias de Huelva
NOTA;
Fotografía Paseo de la Ría: https://familycaixabank.com/wp-content/uploads/2018/11/huelva.jpg
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