En esta semana, el día 6 de abril de 2019, se conmemora el “Día
Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz”...
... Johan Huizinga, sociólogo y
antropólogo, nos legó esta cita célebre:
“El hombre es un
animal que está agradablemente condenado a jugar”
El
juego es la antesala del deporte, y en ambos la persona se
muestra tal como es en realidad, dejándose llevar por la dinámica
del mismo hasta situarse en un plano superior al de la realidad. La
persona es libre cuando juega. No tiene ataduras ni barreras más que
las propias reglas del juego que lo limiten.
Así
se siente libre, no tiene prejuicios sobre los demás jugadores,
todos y todas son y se sienten iguales. Se entrega en cuerpo y alma
al juego dando lo mejor de sí mismo para conseguir su objetivo,
colaborando con el resto de participantes en un conjunto de
relaciones de igual a igual donde todos y todas se integran sin
ningún tipo de discriminación. En síntesis, un vehículo capaz
de crear e intensificar relaciones sociales que posibilitan
sinergias de comportamiento positivo, favorecedoras de cambios en los
diversos entornos de convivencia ciudadana que determinan la salud
pública.
Si
nos retrotraemos al mundo clásico griego, nos encontramos que las
propias Olimpiadas nacen como juegos en honor a los dioses, en
este caso a Zeus, y durante la celebración de los mismos tiene lugar
la paz olímpica, período de tiempo en que se dejaban las luchas
entre los pueblos y reinaba la paz. Igualmente en los juegos
participaban pueblos que estaban guerreando entre sí. Era un momento
de distensión en que a través de los juegos, existían vías de
comunicación que ayudaban a resolver los problemas que podían
llevar a una guerra e incluso evitarlas.
En
el mundo moderno, hemos vivido momentos en que esta “Paz
Olímpica” se ha manifestado de forma nítida cada vez que hay unos
Juegos Olímpicos, donde compiten países que están en situación
de conflicto, o son capaces de ir juntos a unas olimpiadas como en el
caso de las dos Coreas, enemigas y casi con declaración de guerra
pero que el deporte es capaz de unir y de que prevalezcan los
sentimientos de unidad como pueblo.
Probablemente
el deporte sea una de las actividades más transversales del ser
humano, y un aprendizaje para la vida de primera magnitud. En el
plano individual, la práctica deportiva te ayuda a conocerte mejor
como persona, a saber las limitaciones que tienes, y por ende, a
respetar las diferencias y desarrollarnos en una sociedad diversa.
A
saber, que los logros se consiguen a partir de la constancia y el
esfuerzo de forma continuada como responsabilidad individual del ser
humano. Al igual que la salud tiene un componente de
responsabilidad individual, a partir de la adquisición de unos
determinados hábitos, se consiguen los objetivos propuestos.
Es en el plano social, donde el deporte adquiere una dimensión catalizadora de relaciones humanas y potenciadora de situaciones con capacidad de modificar los entornos que inciden en la felicidad y salud de las personas.
Las personas como seres
sociales, cuando se dan situaciones de libertad y equidad, realzan su
capacidad de transformación social y de impulsar mejoras en la vida
ciudadana. El deporte es un vehículo que acerca y acelera la
cohesión social, la integración y el respeto a las diferencias, e
igualmente facilita las acciones tendentes a transformar los
entornos ciudadanos de forma positiva para la salud.
Por
tanto, el deporte, la actividad física, el ejercicio físico,...
diferentes acepciones que van encaminadas hacia un mismo fin, que
es el fomento de unos estilos de vida más saludables, conjugan con
el desarrollo de nuestros entornos locales y porqué no, con unas
relaciones y unas convivencias ciudadanas más pacíficas.
Por
último, significar en esta semana, este sábado, día 6 de abril de 2019,
se celebra desde hace ya unos cuantos años, el “Día
Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz”, adquiere
sentido si somos capaces de poner en práctica los valores inherentes
al deporte que potencian las relaciones humanas a partir de
proyectos y actividades planificados bajo el filtro de la “Salud
Pública”, en el marco de la Acción Local en Salud.
Juan Nogales Gámiz
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