Es relativamente fácil encontrar defensores y detractores del uso de las pantallas en nuestro día a día. Abordamos este tema para analizar ventajas y desventajas de su uso y posibles consecuencias en nuestra salud.
Vivimos rodeados de pantallas, y es algo inevitable. En la parada del bus, en el supermercado, en el trabajo, pegada a la palma de nuestra mano... miremos donde miremos las pantallas se han ido ganando espacio en nuestra vida.
Lejos de “demonizar” la tecnología analicemos el uso de las mismas y veamos algunos ejemplos de buenas prácticas en el uso de las mismas.
Entre los riegos para la salud que conlleva el uso de dispositivos, podemos encontrar:
• Fatiga visual: el uso prolongado de pantallas puede causar fatiga ocular, sequedad y molestias.
• Alteraciones del sueño: la luz azul de las pantallas afecta la producción de melatonina, lo que puede dificultar el sueño y un descanso adecuado.
• Sedentarismo: pasar demasiado tiempo frente a las pantallas se asocia con un estilo de vida sedentario. En muchos casos las pantallas son fuente de entretenimiento, pero debemos recordar que no son la única opción a tener en cuenta.
• Adicciones: el problema no es sólo la pantalla, sino el uso que hacemos de ella y los dispositivos que usamos. En un día normal nos encontramos desde pequeños “enganchados” a los dibujos de moda, a mayores más pendientes de grabar lo que está ocurriendo que de vivir ese momento, por poner solo un par de ejemplos.
Pero no todo es malo, ni mucho menos.
Entre los beneficios de la tecnología podemos encontrarnos con algunos destacados:
• Acceso a información: las pantallas nos brindan acceso instantáneo a una gran cantidad de información, desde noticias hasta recursos educativos o que nos facilitan nuestro trabajo diario.
• Comunicación: facilitan la comunicación a distancia con amigos, familiares y colegas.
¿Quién se imagina estar incomunicado durante un viaje? En cuanto bajamos de un avión o cualquier medio de transporte lo primero que queremos hacer es avisar a “los nuestros” de que hemos llegado bien. Es esa comunicación la que nos hace humanos y no podemos (ni debemos) renunciar a ello.
• Entretenimiento: nos permiten disfrutar de películas, series, música y juegos... un sinfín de posibilidades en la palma de nuestra mano, estemos donde estemos.
Entonces, ¿villanas o salvadoras?
Las pantallas y las tecnologías, como todo, no son ni buenas ni malas. Nosotros las convertimos en oportunidad o nos hacemos esclavos de ellas.
Del uso que hagamos de las mismas depende, en parte, nuestra calidad de vida.
Por este motivo queremos dejar algunas recomendaciones para que se tengan en cuenta a la hora de usarlas y no terminemos convirtiendo uno de los mayores avances de la humanidad en un problema:
• Descansos regulares: realicemos pausas para descansar los ojos y realizar algún estiramiento. Tus ojos y tu cuerpo te lo agradecerán.
• Filtros de luz azul: intentemos usar aplicaciones o gafas con filtros para reducir la exposición a la luz azul que emiten nuestros dispositivos.
• Limita el tiempo: sobre todo en menores y jóvenes es importante establecer límites para el uso de pantallas, especialmente antes de dormir
¿Tienes otro punto de vista?
¿Quieres compartir tu experiencia o alguna recomendación adicional?
¡Es bienvenida!
Este post ha sido elaborado por Juan Acosta López en el marco del curso Comunicación en Acción Local en Salud.
Aunque las pantallas nos permiten estar conectados virtualmente, el uso excesivo puede reducir las interacciones cara a cara, lo que puede llevar a un aislamiento social. El exceso de tiempo frente a las pantallas también puede contribuir a la disminución de las habilidades de comunicación interpersonal.
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